Opinión: VANDALISMO EN CUCHILLA ALTA
Cuando yo era adolescente y vivía en la ciudad de Mercedes, teníamos un dicho que me parece que aún está vigente. El mismo decía: “Los bobos y los palos podridos no se terminan nunca”.
Con ello señalábamos a quienes sin motivo alguno dañaban los bienes de la ciudad.
Pues parece que en el balneario Cuchilla Alta, se ha ido trasmitiendo de un grupito a otro, la “sana” diversión de destrozar todo cuanto se les pone a tiro, y lo digo literalmente, porque hace unos años a chumbazos destrozaron las chapas del nomenclátor.
Los palos podridos con los años se van deshaciendo solos y como no tienen raíces, es difícil que se reproduzcan, pero con los bobos es diferente. Es un vicio ser bobo y como el tabaco es difícil de erradicar.
Voy a tratar de formar una sociedad de “Bobos Anónimos” y su tratamiento va a ser sencillo, les voy a dar un pico y una pala para que hagan zanjas y dejen tranquilos los bancos y los juegos de niños, que permanentemente resultan destrozados.
No va ser fácil la empresa, porque para sacarle el cuerpo al laburo no son tontos, es más fácil hacer daño. Pero quieren que les diga algo a esos bobos sin remedio, por cada banco que rompan vamos a poner otros dos y por cada hamaca destruida, vamos a hacer tres.
Ahora, si se empeñan en seguir destrozando todo, elementos que están para ser disfrutados por la comunidad, sobre todo los más pequeños, los vamos a felicitar porque el tesón y el empeño que ponen, es digno de elogios.
Carlos Piccozzi
Presidente de la Asociación Fomento Vecinal de Cuchilla Alta
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